sábado, 24 de julio de 2021

Una Corrupción Cool: Bukele y Compañía

Una corrupción cool: Bukele y ministros

Los seguidores de Bukele aún siguen dándose golpes de pecho por la terrible corrupción del pasado. Hablan de ARENA y el FMLN de una forma totalmente alejada de la realidad, los elevan a la categoría de sujetos cuando en realidad son simples piezas, objetos, de un juego mucho más sucio,profundo y complejo de lo que se conjetura; ellos no son, ni por cerca, los que mueven los hilos. Están persuadidos que los únicos culpables de la desgracia por la que cruza nuestro país son ellos; éstos son un efecto de las disposiciones internas poco generosas y filantrópicas de la burguesía salvadoreña. La verdad es que no es correcto confundir el ojo con el cuerpo y el cuerpo con el ojo, la particularidad haya sentido en la totalidad. El presidente hace lo suyo alimentando ese resentimiento de la gente. Su supuesta indignación se incrementa cada día en los más fanáticos y disminuye en los más razonables.


Recientemente se ha estado hablando mucho sobre la corrupción de Carolina Recinos, jefa de gabinete de Bukele, y Rogelio Rivas, ex ministro de seguridad de este gobierno, y, además, sin mayor sorpresa, de Guillermo Gallegos, diputado del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), aliado del presidente en la asamblea. Es un mal histórico; no se ve mejora alguna en el horizonte. Todos estos han brillado por su evidente corrupción; curiosamente no han sido víctimas del escarnio público como sí lo son los políticos de los dos partidos tradicionales sobre todo el del frente.Si hay una nota que resalta sobre las demás en el campo político salvadoreño es la corrupción galopante de sus funcionarios.


La irregularidad en la gestión de Bukele es evidente; es del dominio nacional como internacional; al parecer sólo los seguidores de Bukele son los únicos que no se han enterado de ello. Su prepotencia y falta de seriedad política lo es más. Asimismo la corrupción despreciable de sus ministros es del conocimiento público; negarlo es como querer tapar el sol con el meñique. Lo que este presidente y sus ministros han robado a la luz pública supera con creces a lo que otros presidentes poco transparentes pudieron robar en las sombras en el pasado. Es poco frecuente escuchar que un seguidor de Bukele cuestione a su presidente. La indignación que sus seguidores dicen sentir por la corrupción de las anteriores administraciones es falsa, pues si tal indignación fuera genuina ahora mismo estarían metiendo una verdadera presión al presidente corrupto y corruptor que nos gobierna.


Se sabe que no es mediante el populismo, la demagogia y la manipulación mediática y política que se puede llegar a experimentar un verdadero salto cualitativo. No es poniendo en práctica las fórmulas que llevaron al fracaso en el pasado que se triunfa en el presente, es necio esperar de manera optimista el futuro si se está haciendo lo mismo que se hizo en el pasado: un ejercicio político corrupto. Un país sólo puede experimentar una verdadera transformación social si sus legisladores llegan a trabajar por objetivar el bien común; si no encarnan la legalidad, la justicia, la verdad y el amor por lo real jamás se tendrá éxito. Las acciones del presidente y sus ministros no dan muestras que estén muy encaminadas en la búsqueda del bien común, la justicia, la verdad y el amor; por el contrario, hacen todo lo posible para aumentar el mal común.


El estiércol de cerdo apesta en Estados Unidos, El Salvador, Honduras, China y en cualquier otra parte del mundo. Aquella por su mal olor, genera una repugnancia natural en el que, en una imagen hipotética, tiene la desgracia de pisarla. En mi caso, la corrupción, independientemente del partido que sea el funcionario que la practica, siempre me resulta desagradable y me genera un malestar interior. No puedo comprender como es posible que para los seguidores de Bukele la corrupción del pasado les parezca de naturaleza abominable y condenable pero la corrupción feroz que hoy se está practicando en el seno del partido del presidente les parezca aceptable. Eso me basta para afirmar que aquellos carecen de opinión propia y que lo que dicen es el eco de la consciencia del actual mandatario, que intencionadamente muestra una realidad distorsionada.


Los seguidores de Bukele son como un montón de Hojas de papel bond en blanco en cuya páginas el presidente imprime las consignas vacuas que él quiere que ellos repitan o reproduzcan y adopten como como constitutivas a su subjetividad. Sé que éstos fanáticos que hoy apoyan a este populista son la irrefutable consecuencia de las pobres y miserables políticas del pasado, pero ello no justifica el que en esta coyuntura desdichada se les siga explotando. Éstos sujetos deben ser educados políticamente, pero el presidente en vez de motivarlos a salir del fango de la ignorancia mediante la cura que es la competente educación política con sus discursos cargados de odio y de populismo ramplón los sumerge más en su miseria. Me da lástima de esta gente, siguen viviendo de la ilusión; de su idealismo.


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