viernes, 25 de junio de 2021

La violencia: una realidad insuperable en El Salvador

La violencia una realidad insuperable en El Salvador



¿Existe una superación de la violencia? 


En comparación con años anteriores, la tasa de homicidios se ha mermado drásticamente en El Salvador. Algunos creen que esto es la consecuencia inexorable del exitoso plan del gobierno en turno para erradicar la violencia y el terror que infunden entre las masas las temidas maras y los grupos que se dedican a delinquir. Muchos están persuadidos, gracias a la excesiva publicidad y propaganda oficiales,  que el Plan Control Territorial ha sido un éxito rotundo y que las estructuras criminales finalmente han sido doblegadas por dicho plan estratégico. Sin embargo, las muertes violentas análogas a las que ocurrían durante el periodo de la guerra civil se siguen registrando, las desapariciones y las famosas extorsiones no han disminuido. Uno de los sectores más damnificados de nuestro país es el de las mujeres, sobre todo las más jóvenes. Los feminicidios, en vez de disminuir en este país, han aumentado en lo que va de este año; “El Instituto de Medicina Legal (IML) registró 59 feminicidios hasta abril de 2021, lo que representa un incremento del 27 % (16 crímenes más) en comparación con los mismos meses de 2020”. Es evidente que la violencia no se ha superado en El Salvador; es un problema de dimensiones extremadamente amplias y complejas para ser solucionado en un par de meses.


Violencia galopante


Hace ya varios días mientras me hallaba en mi pieza leyendo con relativa voracidad una interesante columna de uno de los periódicos digitales del país me encontré con la nota periodística sobre el feminicidio de Lisseth Maribel Quijada Chávez, de 24 años de edad; el macabro hecho se desarrolló la madrugada del sábado 19 de junio de 2021; unos sujetos vestidos de policías tocaron a la puerta e ingresaron a su casa y estando dentro, sin ningún diálogo, la asesinaron a sangre fría, privándole así del más grande regalo de la naturaleza, a saber, la vida. Ella residía en el cantón El Rosario, Armenia, Sonsonate. Se especula, pero no es información oficial, que fue su ex pareja el que la asesinó. Además de ese hecho, cuyo móvil no ha podido ser esclarecido satisfactoriamente por las autoridades competentes ni se han realizado hasta este momento capturas, se registraron en diferentes localidades del departamento cinco asesinatos más.Conviene decirlo,  ninguna de estas noticias  se publicaron en el Diario El Salvador, medio oficial del gobierno; esto es un poco alarmante. En todo caso, tal parece que la violencia, en su forma más ínfima y salvaje, propia de las sociedades incivilizadas es una realidad insuperable en nuestro país; quizá no existen las condiciones posibilitantes para que aquella se vaya disminuyendo de manera real y no sólo de forma oficial.


El día lunes 14 de junio de 2021 en la colonia Guadalupe, del cantón Tres Ceibas, Armenia, los policías descubrieron el cadáver de un hombre quien no pudo ser identificado. Tenía múltiples heridas con arma blanca, lo que se presume causó su muerte. Por otro lado, el martes 15 de junio de 2021, se encontró el cuerpo sin vida de Juan Orlando Gutiérrez Rojas, el hecho ocurrió según nos informa La Prensa Gráfica “en el kilómetro 35 de la carretera de San Salvador hacia Sonsonate, a la altura del cantón Copapayo, Armenia”. Otro que se suma a la lista de fallecidos es Luis José Martínez a quien asesinaron con arma de fuego el sábado 19 de junio de 2021. El hecho ocurrió en la Colonia Metrópolis, por la avenida Bernal, entre Mejicanos y San Salvador. Resulta curioso que ninguna de estas noticias haya aparecido en primera plana en el Diario El Salvador, medio oficialista del gobierno; esto debería preocupar a la sociedad salvadoreña, parece ser que el presidente  y sus medios propagandísticos no están dispuestos a dar cobertura a las noticias y eventos que no contribuyan positivamente a engordar la fama y el ego colosales del presidente Bukele, nada que manche y salpique su pulcra administración parece tener algún tipo de cabida en su medio mendaz.   Esto demuestra a las claras la inefectividad del famoso Plan Control territorial, que no es más que carnada y anzuelo para los incautos e ilusos; en fin una simple tomadura de pelo.


Los grandes proyectos toman algún tiempo 


Para que la dinastía Ming viera por fin finalizada su descomunal muralla tuvieron que esperar pacientemente  por más de 200 años. Del mismo modo, la construcción del Coliseo Romano tardó aproximadamente una década. La construcción del puente de Brooklyn tomó alrededor de 13 años. No hay duda que los grandes proyectos no se realizan de la noche a la mañana.


La profunda división que dejó la guerra civil es mucho más acentuada de lo que se cree comúnmente. Las sombras de la guerra y los espectros del pasado siguen asustando; los vestigios que dejó la guerra siguen estando presentes y afectando el presente de nuestro país. Superar la violencia que desató ese conflicto bélico entre hermanos es una empresa descomunal mucho más profunda y compleja que la construcción de grandes murallas, coliseos, puentes o proyectos de naturaleza mundana y no parece que sea plausible la idea de que se pueda lograr en un abrir y cerrar de ojos como lo creen sus más contumaces seguidores. 


En conclusión, a pesar de la aparente mejora en la cuestión de seguridad, la violencia sigue aún galopante en nuestro país. Las desapariciones, los secuestros y la muerte de numerosas personas inocentes es la prueba de que el Plan Control Territorial no está funcionando como dice el presidente que lo hace. Por último, los grandes proyectos, como ya se mencionó atrás, y no digamos los políticos, no son una cuestión fácil de materializar; erradicar la violencia es una cuestión bastante intrincada, más en un país con gente tan predispuesta a odiar y perseguir a todo aquel que no piensa de manera análoga a sus términos.

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