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La popularidad de Bukele y el alto grado de aceptación entre sus
seguidores es, sin duda, innegable, así como de carácter asombroso. No
queda duda que desde hace mucho superó en popularidad a
Funes. Sin embargo, no es de ese curioso fenómeno que quiero
ocuparme en este breve escrito, lo que aquí realmente me interesa es
clasificar a sus seguidores, pues aquellos, como veremos, no son un todo
homogéneo. Pues bien, los seguidores de Bukele se podrían clasificar en
cuatro grupos: los ilusos, los incautos, los resentidos y los
vividores.
Ilusos
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El primer grupo o caterva de soñadores
—dignos de compasión como los otros tres grupos— creen absolutamente
todo lo que el presidente Bukele dice. Como es del dominio público, “el
gobierno del presidente Nayib Bukele no tiene registro del uso de $30
millones de dólares que fueron donados por el gobierno de México en el
año 2019 para implementar en El Salvador el programa Sembrando Vida”
(Liberal, 2020). A ello se suma quizá el caso más sonado de todos, el
viaje del Director de Centros Penales en avión privado a México; esa
cuestión sigue siendo un enigma. No obstante, este grupo de personas
embaucadas, incapaces de ver más allá de sus quimeras, se mantienen
tozudamente fieles a él y a su partido. Este grupo de seguidores ilusos,
por colosales que sean los indicios de corrupción de éste presidente, no
quieren saber la verdad objetiva acerca de él y de su partido. La
corrupción en ésta administración —se estiman
aproximadamente 20 casos— es repugnante. Los caminos que ha decidido
seguir son peores que los del pasado. Si en un periodo de tiempo
relativamente corto se han dado todas estas irregularidades; imagínense
lo que ocurrirá en un futuro no muy lejano.
Incautos
El siguiente grupo es el que, a pesar de la poca
transparencia de este gobierno, cree ciegamente en la buena voluntad de
aquel. Estas personas piensan que todo lo que hace Bukele, por ser él
quien lo realiza, es recto y noble. Sin embargo, todo lo que hace el
fmln y los otros partidos es malvado, aborrecible e indeseable. A
diferencia de los verdaderos integrantes del pueblo, que cuestionan el
accionar político de sus representantes si aquellos no muestran la
suficiente transparencia en su ejercicio del poder, este grupo bukeliano
da por hecho la buena voluntad de aquel; esto, en todo caso, sin tener
la evidencia suficiente a su favor. Pero como son unos cándidos, se
tragan todas las mentiras de mal gusto de Bukele.
Resentidos
La próxima categoría incluye a todos aquellos que, a
pesar de ser conscientes de las constantes y sonantes irregularidades de
la actual administración, no se pronuncian pues su resentimiento (ya sea
con ARENA o el FMLN) ha calado tan profundamente en sus entrañas que no
se los permite. En este grupo, además, se pueden
identificar numerosos exguerrilleros cuyo odio con el FMLN, por no haber
cobrado quizá la suficiente relevancia que anhelaban en tal recinto
político, no parece tener límites. Por ejemplo, basta mirar un poco en
las redes sociales cómo Facebook o twitter para darse cuenta de cómo
muchos exguerrilleros sin ningún tipo de pudor moral o intelectual
defienden a capa y espada el actuar político del presidente. A
diferencia de los verdaderos revolucionarios, a éstos traidores lo único
que los mueve es su deseo morboso de ver despedazado y descuartizado
totalmente al partido. Su misma forma de proceder en el
presente, revela a las claras las verdaderas intenciones por las que
lucharon en el pasado.
Vividores
Por último, están los vividores. Estas personas
probablemente no creen en absoluto en el proyecto de nuevas ideas, pero
se adhieren a él, con extraña tenacidad, en busca de beneficios
meramente personalistas. Por ejemplo, Walter Araujo y las otras dos
mosqueteras, es imposible que de un día para otro sean 100% de nuevas
ideas. Walter Araujo, que ha cobrado enorme popularidad y liderazgo
entre los círculos eruditos y peritos de nuevas ideas, se ha acostado
con casi todos los partidos políticos de derecha: es un prostituto
político. Es evidente, después de todo lo mencionado, que sólo los
ilusos, los incautos y los resentidos pueden creer en la buena voluntad
de Bukele, Walter Araujo y de las dos mosqueteras.
Conclusión
Finalmente, los ilusos seguirán soñando y esperando
que las promesas y palabras embaucadoras del presidente se materialicen,
los incautos seguirán tolerando la poca trasparencia del presidente, los
resentidos seguirán alimentado toda esa podredumbre interior y los
vividores seguirán buscando lograr obtener un puesto político, pero los
ciudadanos críticos, que son los que conforman el verdadero pueblo, se
mantendrán siempre despiertos y listos para señalar las
distintas irregularidades de cualquier político.
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