sábado, 4 de abril de 2020

El cambio de la subjetividad: un momento fundamental de la revolución

Imagen de albertoamor en Pixabay 

Existe un temor totalmente infundado entre los marxistas normales, los ortodoxos y en algunos heterodoxos que todo lo que tenga que ver con la subjetividad es burgués; existe una paranoia a mencionar o hablar de “cambio de subjetividad”.

Pero les diré algo: sin sujeto no hay historia, economía y política; el mundo sería una especie de cuerpo indeterminado sin significado e irrelevante; así que el sujeto, compañeros, sí es valioso.

 

Pues si no lo hacen, lo de tratar el tema de la subjetividad, el capitalismo lo hará, de hecho ya lo hizo, por ello más de alguno —incluso de los grandes marxistas— está luchando para convertirse en un auténtico burgués consumista y no en sujeto de comunidad sin clase. Progreso externo sin progreso interno es inútil.

 

El Ser y el no ser

 

El Ser es, el no Ser no Es. Esta es la tesis implícita que impuso el Ser —el colonizador— al colonizado, al no ser. Se expolió lo mejor que en la tierra colonizada había; cuando digo esto se piensa muy rápido en los españoles y los ingleses quedan limpios, ellos son igual o peores, pues poco, en cuanto a cultura, dejaron. Lo de España es más complejo así que no trato ese tema aquí.

 

Debido a causas históricas —no naturales—desfavorables para la América latina, se ubica hoy, gran parte de ella, en el territorio del no ser. El colonizador no tiene un nombre específico; es cualquier imperio, nación, país o grupo que roba, mata, atropella y aniquila sistemáticamente a otro grupo de personas para imponer su mundo, su Ser.

 

Como es natural su poner, cuando el invasor no tiene nada más que colonizar, coloniza el pensamiento, la subjetividad y el sentido común. Por lo tanto se genera una opresión epistemológica y esta es más sutil y difícil de erradicar. Así que el problema fundamental a mi juicio estriba en la subjetividad, esto lo sostengo a pesar de que un marxista normal me ataque. 

 

Aunque se transforme las condiciones materiales, y esto no lo aceptarán los marxistas normales, esos que creen que sólo ellos tienen el derecho de interpretar el depósito de la fe de Marx, sin no hay una ruptura interior fútil será cualquier esfuerzo político y económico. 

 

Si un gobierno revolucionario, o de cualquier otra ideología, no logra cambiar primero la subjetividad de las personas que están bajo su liderazgo, que no espere buenos resultados; esto a pesar de que su mandato sea digno, genuino y efectivo. El cambio de subjetividad es otra forma de decir la sentencia célebre de Ernesto Guevara: un hombre(y mujer) nuevos.    

 

 Mundo
 

Mundo es la totalidad. Mundo es lo cotidiano, es aquello que se conoce. El mundo es un momento con sentido del cosmos. Mundo es, pues, todo aquello con sentido para un sujeto, no es la suma desaforada de entes ajenos —fragmentados— a la experiencia cotidiana. Con el ser humano apareció el mudo y gracias a las tecnologías e instituciones primitivas comenzó a expandirse; hoy es cada vez más complejo.

 

El mundo no es una construcción subjetiva sólo, mas una construcción colectiva, pues sin la comunidad aquel sería mucho más limitado. Se podría entonces hablar del mundo de una persona o del mundo de un país; por ejemplo, el mundo de Alfonso o el mundo salvadoreño. 

 

Debido a la complejidad y a lo enorme de éste, no se puede captar de una vez, intuitivamente, sino que es preciso descubrir los momentos o partes que lo constituyen para tener una opinión más acertada de aquel. A estas partes o momentos que constituyen la totalidad del mundo se les puede denominar campos, que son, lacónicamente dicho, espacios de acción.

 

El mundo como extensión, materialidad o determinación objetiva, es lo que se entiende por el planeta tierra. Pero éste, sin una comunidad de personas racionales y conscientes, no existiría en cuanto a ser una realidad significativa. Sin el ser humano no hay mundo. El mundo es una realidad abierta, la cual gracias a la praxis humana se va enriqueciendo de significado y complejidad. 

 

En ese sentido, no es lo mismo el mundo de hace tres siglos que el mundo actual en el que vivo; se han realizado modificaciones considerables a la naturaleza y su significado es más amplio.

 

Desde el primer contacto con el otro mundo, el mundo indígena fue negado sistemáticamente por los que vinieron a dar el Ser, pues según su lógica los pueblos originarios no eran; fueron en contacto con ellos. Llegaron como el Ser, erradicaron el mundo construido en el tiempo y el espacio por los indígenas e impusieron el de ellos, el que según su horizonte hermenéutico parecía ser el más real.  

 

No hubo resistencia, no la suficiente, para detener la invasión extranjera. Se destruyó material y formalmente el mundo de los que fueron conquistados. Se impuso la subjetividad extrajera. 

Desplazamiento de un mundo por otro

El continente hoy llamado América tenía su propia visión del mundo, pero esta no se ajustaba a los dispositivos hermenéuticos de los conquistadores. La actitud y aptitud de los indios no se adecuaba a la interpretación teológica y filosófica en la que residía su razonar. A saber, el mundo de los indios, rompía la comprensión cotidiana del mundo; su actitud era contraria al sentido común de los conquistadores. Dado que ese mundo, ajeno, al del conquistador no guardaba semejanza con el del dominador, aquel fue negado sistemáticamente. El mundo indio fue negado, subsumido e integrado a la totalidad del conquistador; fue nombrado por el dominador. La única formar de ser aceptado es pareciéndose al conquistador.

 

América Latina

 

Actualmente, la población de América Latina no quiere ser como es, quiere ser como los países desarrollados. Los países desarrollados, en los que el capital gobierna como amo y señor, son individualistas y consumistas. En Estados Unidos y otros países capitalistas, el trabajo es a lo que más se le dedica tiempo todos los días. El trabajo es lo fundamental. El tiempo para hacer otras tareas queda extremadamente reducido. El capital demanda tiempo, vida y adoración. Quien no acepte esa lógica, sufrirá las consecuencias. El ocio productivo es algo que no tiene derecho de ciudadanía ni de inmigrante en el dominio del capital.

 
Bolivia, de la extrema pobreza a la estabilidad económica

Bolivia y Haití eran los países más pobres del continente americano; antes de que Evo Morales llegara al poder Bolivia era extremadamente pobre y  periférica. Sin embargo, Bolivia con Evo Morales experimentó un crecimiento económico considerable. Es interesante, esto ocurrió en su mandato: “según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía boliviana se incrementó un promedio de 4,9 por ciento cada año, por lo que se convirtió en el país sur americano que más incrementó su Producto Interno Bruto (PIB) durante 2018, con 4,2 por ciento de aumento”. Su éxito, durante gobernó, es irrebatible, redujo la pobreza en la nación en un 25 por ciento y la pobreza extrema en 23 por ciento desde 2006. De ser un país subdesarrollado, se convirtió en un país sostenible y con un nivel de vida aceptable.

 
Brasil y Luiz Inácio Lula da Silva

El éxito de Lula en Brasil fue indiscutible. “En 2010, Lula dejó su segundo mandato con 80 por ciento de aprobación, 7,5 por ciento de crecimiento económico y un salario mínimo 54 por ciento mayor al de su primer Gobierno” . Instituyó planes sociales que realmente fueron efectivos: entre ellos se podrían destacar "Bolsa Familia”, “Mi Casa, Mi Vida" y el plan "Más Médicos”. Todos estos planes beneficiaron a la clase trabajadora y los estratos sociales más olvidados de ese país.

 

Mas todo ese bien que experimentó este país no fue suficiente, la gente brasileña terminó eligiendo a un hombre que es un reverendo ignorante en el campo de la política, la economía y en el religioso. Es de extrema derecha y un auténtico fundamentalista religioso; en fin, un enemigo declarado del campo científico, el genuino no el cientificista.

 

Ecuador y Rafael Correa 
 

Rafael Correa tuvo un éxito enorme, pero confió demasiado en la buena voluntad de Lenin Moreno. Él, con una perspectiva socialdemócrata, dirigió al país en dirección al progreso, diferente al progreso capitalista y diferente al propuesto por el marxismo ortodoxo. Con gran determinación decidió no pagar la deuda externa. Esta medida fue muy revolucionaria y ciertamente benefició a las mayorías. Pero, al terminar su mandato su ex amigo Lenin Moreno, quien mientras convivía con Correa mantuvo una actitud de camaleón, tomó el poder, pero de ser parte de la tesis que representaba Rafael Correa se constituyó como la máxima antítesis del trabajo de aquel; y se dejó arrastrar, como vil indigno, por la lógica del capital. Sin duda un ejemplo para no confiar ciegamente en la amistad política.

 

El Salvador

 

En El Salvador el partido del FMLN llegó al poder por la vía democrática, mas no representó ni encarnó de manera suficiente los ideales fundamentales que su partido pregona. El frente no es que no haya hecho algo, pero lo que hizo no fue suficiente. 

 

El cambio que esperaba la clase obrera y la inmensa cantidad de personas exteriores al sistema político y económico del país, que no tienen ni el privilegio de ser explotados en alguna fábrica u otro trabajo indigno para generar plus valor. Lo que resintió de manera definitiva a muchos de los que votaron por ese partido es que no hizo la diferencia, siguió la misma línea neoliberal de ARENA.

 

Sin embargo, según nuestro enfoque, aunque el FMLN hubiera hecho lo suficiente, probablemente en nada hubiera cambiado, la gente, al final como sí lo hizo, hubiera votado por alguien como Bukele, pues ya adoptaron los criterios de la zona del Ser, los países desarrollados, es decir, consumismo e individualismo bárbaros. Es inefectivo sacar a un país de la pobreza sino se le transforma su subjetividad.

 

Se dice que: “si la población mundial viviera como los australianos, se necesitarían 5,4 planetas Tierra más; si viviera como los estadounidenses, 4,8; como los suizos, surcoreanos y rusos, 3,3. Incluso países menos desarrollados como Brasil (1,8) y la India (0,8) consumen un exceso de recursos naturales” (TELEMUNDO, 2016). 

 

Los tres países ya mencionados, Bolivia, Brazil y Ecuador tuvieron gobiernos ejemplares y con empatía por las grandes mayorías. Pero al final, en Brasil eligieron un auténtico burgués y fundamentalista religioso. Lo mismo ocurrió con Evo, gran parte de su gente se volcó contra él, y lo de Ecuador es una evidente tracción política.

 

A modo de conclusión

 

Sacar a un país de de la pobreza, como sí lo hicieron éstos presidentes mencionados mientras estuvieron en el poder, no es suficiente. El alcanzar un mejor nivel de vida en términos materiales no es la única manera de asegurar una revolución auténtica; es preciso y constitutivo a ella un cambio radical, como toda revolución, de subjetividad al mismo tiempo. La subjetividad o el sentido común de nuestro tiempo es consumista e individualista; queremos comunidad.

 

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