domingo, 28 de febrero de 2021

¿Quieres Descubrir Por qué Platón no Trató el PROBLEMA del MAL? ✍

 

Como se puede advertir al acercarse a la obra de Platón, él no trató el problema del mal exhaustivamente tal como sí lo hizo con el bien. El mal no es un tema central dentro de su sistema filosófico.
Platón era demasiado optimista, iluso en un grado increíble, para contemplar la problemática del mal 



Existen dos tipos de hombres: los pesimistas y los optimistas. A los primeros les es bastante difícil encontrar cosas en el mundo lo suficientemente negativas para perturbarles su desbordado optimismo y, por lo mismo, es bien difícil que vayan a adoptar una visión pesimista del mundo. Por lo general, la condición social, la clase social, a la que se pertenece influye mucho en la forma como se ve el mundo.

 

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En Centroamérica se suele celebrar con gran intensidad la Semana Santa, especialmente el Viernes Santo, día en que Cristo murió, pero se le da poca importancia al Domingo de Resurrección, en cambio aquí en los Estados Unidos, la Semana Santa tiene poca relevancia y el domingo de resurrección es muy popular.


Esto arroja algo muy importante: las personas cuyas vidas se han forjado en condiciones humillantes y deshumanizantes tienden a ser más pesimistas aunque aquello se esconda en un falso optimismo. Los sujetos que pertenecen a una clase privilegiada tienden a ver el mundo más positivamente y a relativizar el mal pues aunque lo sufran nunca será como en el caso de las clases menesterosas.


El optimismo teórico y práctico de Platón

 

El hombre con una mentalidad optimista y el pesimista tienen una forma de concebir el mundo diametralmente opuesto. Hegel por ejemplo puede ser enmarcado en la categoría de un hombre optimista y Schopenhauer en la de pesimista, ya que en sus reflexiones filosóficas no deja demasiado espacio para realzar los momentos agradables de la vida.  Habiendo dicho esto, vamos pues al grano en lo que se intenta exponer en esta lacónica reflexión.

 

Como se puede advertir al acercarse a la obra de Platón, él no trató el problema del mal exhaustivamente tal como sí lo hizo con el bien. El mal no es un tema central dentro de su sistema filosófico. Platón era demasiado optimista, iluso en un grado increíble, para contemplar la problemática del mal como algo de naturaleza relevante. La idea del filósofo rey y sus infructuosos intentos por convencer a los tiranos de Siracusa de la relevancia teórica y práctica de su propuesta política demuestra a las claras el carácter optimista de Platón. En efecto tal como lo nota Hirschberguer el concepto del bien es trabajado por Platón de manera muy profunda, y, en ese sentido, es lógico esperar que de la misma manera lo hiciera con el del mal, pero no fue así. Se dedicó, en la mayoría de sus diálogos, a trabajar la temática del bien y los trascendentales. 


¿Qué es el mal?

 

A grandes rasgos se puede hablar del mal como algo físico o natural y como de orden moral. Pero este tema, indudablemente filosófico, a pesar de su gravedad fue ignorado, ¿será porque era demasiado escabroso para un hombre tan intelectual y seguro de sí? Si bien su silencio sobre este asunto es notorio, es verdad que existen ciertas citas sueltas que hacen referencia directamente al mal, tema que nos atañe aquí, y que pueden considerarse como suspiros de un alma atormentada.



En La República nos dice que:


 “entre nosotros los hombres, el bien está ampliamente superado por el mal” (República 379c). 

 

En otra parte dice que:


 “cuando el justo aparezca sobre la tierra será azotado, atormentado, puesto en cadenas, vaciados sus dos ojos y al fin, rendido a tormentos será empalado, para que venga a convencerse de que no importa en este mundo ser justo sino parecerlo” (República 361c).


Estas dos citas suyas muestran una terrible frustración, pero a pesar de ello quizá no fue lo suficiente para persuadirlo de la importancia de aquel. 


¿Es el mal real o solo aparente?


Para Platón lo real es, pues, lo ideal, es decir, el ser ontológico, lo que se ajusta a su genuina naturaleza; el ser verdadero es solo el ideal, el mal no es ser, es falta de ser; el mal desde esta óptica no se ajusta a las verdades eternas porque no es ideal. El mal es “una falta de”, “un casi pero no” una privación.  El mal es realizado por una persona por los siguientes motivos:


       •  Carencia de razón

       •  Ignorancia extrema

       •  falta de una adecuada educación en el Bien


Platón sostenía que el mal que realiza una persona no es algo de carácter voluntario sino involuntario. Es decir, el malvado actúa guiado únicamente por su colosal ignorancia. Sostener esto hoy en día es una completa tontería, no creo que los políticos y los distintos hombres en las esferas del poder actúen por ignorancia. Pienso que para realizar el mal hay que ser incluso más inteligente que las personas normales, pues no es algo que pueda hacer un ignorante.



Además creía que el mal puede ser curado, como se cura una gripe. Enseñar a pensar correctamente a un chaval bastaría para que éste caiga rendido y tome los senderos que conducen a la virtud. Una educación competente puede producir un hombre repleto de conocimientos técnicos, pero es absurdo suponer que aquello lo hará mejor persona. Hoy día, en general son las personas con mayor educación las más corruptas y antiéticas. El mal, como se sabe, no se comete por ignorancia, sino más bien por el deseo de adquirir dominio y poder sobre los otros y la naturaleza. El malo no es inconsciente, es muy consciente de su actuar. 


El origen del mal: el hombre y el mundo sensible


El mal existe, no es solo aparente y su realidad se hace sentir con mayor peso en ciertos lugares más que en otros. Él acepta que existe, pero su origen está en el hombre, fuente de infinita ignorancia, la cual tiene su origen en el error, en el desorden y en la naturaleza, copia del mundo verdadero, el real, en ningún modo puede considerarse que tenga relación alguna con Dios. El mal moral se deriva de la debilidad e irracionalidad del ser humano, presto a dejarse conducir por las pasiones más ínfimas que habitan en el cuerpo, la cárcel del alma; el mal físico (enfermedad, sufrimiento, muerte, etc.)  es el resultado de la finitud y decadencia de la realidad sensible. Dios, para Platón, no tiene nada que ver con la existencia del mal. Su mundo ideal no se desmorona, permanece intacto. 


¿Existe una categoría teórica para el mal en Platón?

 

A pesar de que existen ciertas menciones por parte de Platón sobre el mal, aquel no tiene un espacio teórico dentro de su sistema de pensamiento; no contó con una categoría teórica que le permitiera analizar con mayor profundidad dicha cuestión. Su optimismo colosal, le impidió analizar seriamente el mal como problema filosófico. Para Platón la perfección de las almas racionales supera por mucho a la imperfección de aquellas malvadas, pues en aquellas lo que gobierna es la necedad, son dignos de compasión. Platón habla en Las leyes sobre una alma mala que habría sido la responsable de introducir necesariamente el mal moral y físico que gobiernan en el mundo. Pero la literatura sobre esta cuestión es bastante raquítica, por lo tanto resulta perfectamente comprensible el suponer que tal idea solo fue una idea periférica dentro de su sistema y que careció en absoluto de centralidad. 

 

La deshonestidad intelectual y moral en Platón

 

El mal no es una realidad no solo aparente sino real y de ello pueden dar cuenta los que viven por ejemplo en el tercer mundo, que son los que más lo sufren, no tratar este tema con la debida seriedad constituye, sin duda, un acto de enorme deshonestidad intelectual y moral. Pero como su filosofía era elitista, este problema fue perfectamente minusvalorado. 

 

El mal para un Platón del tercer mundo

 

Es difícil que un hombre de carácter optimista y de una vida relativamente acomodada pueda ver mayor negatividad en el mundo, para una persona optimista y aristócrata el mal es algo distinto de lo que puede significar para una persona de condición humilde social y económica. Ese problema de indiferencia en relación con el problema del mal afecta a casi toda forma de idealismoPara alguien que no ha sufrido el mal en su carnalidad es fácil soslayarlo, pero para quienes tienen que soportar el mal natural y el mal que les infligen otros seres humanos saben de su realidad y que no es solo aparente sino tan real como sus suegras.

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