1. Porque el presidente quiera modificar la constitución, no
significa que eso sea para bien de las mayorías, Edgar en su
decrepitud ideológica dice que aquel “está pensando a futuro con
proyección”. ¿Cómo sabe eso él? ¿Será que está en contacto con aquel? o es una
muestra más de que es un iluso y un ideólogo patético de la nueva derecha de El
Salvador: nuevas ideas.
2. No es verdad que el FMLN nunca haya impulsado políticas a
favor de las mayorías, que no hayan sido lo suficiente, o mejor dicho puro
reformismo, es otra cosa; en todo caso, no veo en qué medida el actual
presidente esté superando a los del pasado como sostiene nuestro buen abuelo ideologizado
y alienado. En corrupción no hay duda, es insuperable, sobre eso no debato; más
de 20 casos de corrupción están abiertos —y lo sabe toda la sociedad
consciente— y no ha demostrado con papeles legítimos su
inocencia, ya le llegará su hora.
3. Nuestro buen señor es capaz de ver un velo de impunidad en la
gestión del frente, pero se traga 20 casos de corrupción del actual; se nota
que lo suyo es pura ideología, en el peor sentido, chatarra del
nivel de La Britany.
4. Criticar a la UCA solo porque el ilustre presidente y los
medios afines a él lo hacen es limitado.
5. Si el discurso del frente tiene doble cara,
el del presidente tiene 4, perdón, mejor dicho no las termino de
contar, ha cambiado de posición en innumerables ocasiones, eso demuestra
su pragmatismo romo.
6. Si el frente decía una cosa y en la práctica realizaba otra, lo
mismo se puede decir del actual presidente.
7. Si se ha castigado a los partidos tradicionales, en pro
de la nueva derecha, por su incompetencia, corrupción y maldad ¿por
qué no se debería hacer lo mismo con la actual administración
usurera?; como sabemos todos esos elementos ya mencionados son constitutivos
de la actual gestión.
El problema de gente como Edgar es que odian al frente con un
odio inconmensurable que a menudo vicia su lógica y buen
razonamiento. Para que el análisis sea válido tiene que ser
descriptivo y no ser torcido a nuestro propio beneficio
ideológico.
Pobre hombre.
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