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¿A favor o en contra?
No estoy en contra, que quede claro, del lenguaje inclusivo. Tengo muchas razones para no estarlo, pero aquí me circunscribo a la siguiente: No existe, a pesar de todos los esfuerzos hechos por Chomsky por demostrarlo así, una fundamentación biológica — a saber, una capacidad genética— del lenguaje. Es, pues, impreciso, aunque los ultra conservadores religiosos y los ultraderechistas lo deseen así, hablar de una gramática universal. Si alguien acepta una teoría solo porque se ajusta a sus intereses ideológicos y calza a la perfección con sus moldes infundados y preconcebidos, no está siendo honesto ni encarnando el carácter científico. Es evidente que un conservador, como suscribe con el principio de identidad, no puede aceptar el cambio, y aunque suceda él no lo puede advertir. Bueno, sigamos.
No utilizo el lenguaje inclusivo
En mi caso, como habrán podido notar en mis publicaciones, no utilizo el
lenguaje inclusivo; esto obedece a dos motivos fundamentales. En primer
lugar, no lo sé hablar, pretenderlo con el fin de congraciarme con alguien,
no parece que sea algo muy honrado y recomendable. Además, gramaticalmente
no me siento lo suficientemente competente para emplearlo, por lo
tanto pienso que lo más sabio es aceptar mi ignorancia al respecto. Así que
pienso que es mejor exponer mis ideas de una manera inteligible, como a
duras penas lo hago.
¿razón?
No soy un escritor virtuoso, ni la gramática es mi mejor cófrade, a veces tengo que extorsionarla para que me dé algo de capital y lograr así que mis ideas sean un poco inteligibles. Supongo que introducir súbitamente un nuevo sistema de términos en mi universo lingüístico sería un desliz, tengo primero que dominar lo básico para luego ver si es posible aplicarlo de una manera decorosa. Seamos sinceros, nadie quiere hacer el ridículo y sonar incoherente (esto, en todo caso, no aplica a los bukelianos); y, si en este momento, utilizara el lenguaje inclusivo a la hora de hablar y de escribir: sonaría ridículo e incoherente.
Finalmente, a pesar de que lo logre dominar y aplicar correctamente, no
pienso que vaya a servir de mucho para superar la injusticia inherente a
este sistema vigente, amante de la muerte y de todo lo nocivo. Sí, es una
gesta que debe ser reconocida, pues es evidente el machismo que existe en el
lenguaje español, pero de nada serviría eliminarlo del lenguaje y mantenerlo
en la práctica.
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